Corto(s)

Cultura

altHay un nuevo movimiento de cine en Puerto Rico. Sin embargo, en este caso el término movimiento no se refiere a un concepto teórico definido, desarrollado, con reglas y parámetros específicos como se ha trazado a través de la historia cinematográfica; como lo fueron la nueva ola de cine francés, el neorrealismo italiano o el dogma 95, por mencionar algunos. Más bien se trata de una creciente tendencia por trabajar y explorar el formato del cortometraje, o sea, cintas de no más de treinta minutos de duración. El principal catalizador de dicho fenómeno: la gran accesibilidad tecnológica que disfrutamos actualmente. La digitalización de los medios ha sido un acontecimiento de suma relevancia en este siglo veintiuno, que ha logrado esparcirse en múltiples áreas en tan poco tiempo. El cine es uno de estos directamente impactados, y evidencia de ese giro se encuentra en el mero hecho de que actualmente existen competencias cinematográficas donde se crean filmes utilizando como único recurso un celular telefónico. Se puede inferir que vivimos en una era con privilegios tecnológicos vistos solamente en películas como “Guerra de las Galaxias”.

Por lo tanto, la reciente demanda e interés por el corto en la Isla de una parte se da gracias a que hemos integrado a la cotidianidad los sistemas computadorizados y las redes cibernéticas con todo su menú informativo y expositivo. La otra parte le pertenece a la labor realizada por distintas iniciativas dedicadas a nutrir dicho formato como los Festivales de Cinefiesta, Rincón, Gay, Lésbico y Transgénero, Horror y Hecho en Europa. A estos se suman los esfuerzos de lugares que promueven las exhibiciones de trabajos locales como La Beckett en Río Piedras, Cine por un vellón en Caguas y la convocatoria de Micros. Además, la educación cinematográfica (que en un momento parecía alusiva y lejana) se impulsa más que nunca con instituciones como la Escuela de Cine de Puerto Nuevo, el Colegio de Cinematografía, Artes y Televisión en Bayamón y Caguas, la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, la Universidad de Sagrado Corazón en Santurce y diversos talleres que se llevan a cabo anualmente. La digitalización ha abierto una puerta llena de posibilidades en el cine en Borikén, para así empatar la pelea y proveerle más oportunidades a los soñadores pelaos.

No obstante, lo más significativo de todo el asunto es que en este levantamiento de producción y proyección de cortos encontramos lo que podríamos calificar como cine puramente independiente, pues el proceso creativo no es interrumpido por terceros, sino que se estimula la inventiva y la voz del autor o el grupo participante. Estos bien pueden ser los primeros pasos hacia un avance cinematográfico nacional que al fin nos sepa a pollo, arroz y habichuelas. Pero ojo, aún nos falta mucho por caminar y aprender en estas veredas. Ya la semilla se sembró, ahora está en nuestras manos darle el cariño que se requiere para que florezca el fruto.

Crédito foto: Kalexanderson, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons