Una aventura titulada Publicar en Puerto Rico

Crítica literaria
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altQuerido lector:

Olvide el diario de Marco Polo, las peripecias del Cándido y la imaginación de Julio Verne. Si algo tiene matices fantásticos y maconderantes es el valiente acto de lanzarse a publicar en Puerto Rico. Lo que comienza como un irresistible escozor desesperante por escribir se transforma, en algunos casos, en una atropellada empresa. Si bien es cierto que en este momento histórico publicar es más fácil que nunca (blogs, páginas de web, libros artesanales, publicaciones a petición), también es cierto que lograr acceso a los medios, promocionar, vender, distribuir y, sobre todo, cobrar, se han convertido en gestiones en extremo azarosas.

Denominamos como “el medio” a toda la estructura que comprende a escuelas, universidades, imprentas, casas editoras, entidades con, o sin, fines de lucro, organizaciones gubernamentales, secciones culturales dentro de periódicos, revistas literarias (académicas y no académicas), reporteros, críticos y estudiosos que tienen algún tipo de relación con la literatura.

Posiblemente el primer escollo que puede tener una persona que siente el impulso de escribir es el uso del idioma. Los problemas de redacción en los que se incluyen pobreza léxica, ortografía básica defectuosa y gramática accidentada, desmerecen muchos esfuerzos que comienzan su recorrido. La falta de lectura hace que este problema se incremente. Debemos aclarar que es un mito que los puertorriqueños no leemos, lo que sí es cierto es que no leemos suficiente literatura. La situación es que una parte del ejército de aspirantes a escritor quiere incursionar en un campo que no ha disfrutado a través de la lectura. Muchos no han participado de grupos de lectura, de foros, de talleres creativos. Más de uno enarbola, con cierta obstinación, que no le gusta leer y si lee, prefiere hacerlo en inglés. En ese caso, recurren a editores quienes reescriben sus textos erradicando los problemas de redacción del mismo, pero sin concienciar al autor de sus deficiencias. Exponer un libro cuya edición ha dependido exclusivamente de editores y correctores, es como hacer un disco compacto en el que se han arreglado los problemas vocales del cantante con efectos técnicos.

Por otra parte, no tener un dominio básico en el arte de escribir le puede hacer caer en las manos de personas no aptas o que no están al día con los cambios en el idioma. Recuerde usted que la ortografía y la gramática son solo una parte de la edición de un texto creativo. Es importante establecer una arquitectura en la que se homogenice (entre muchas otras cosas) la forma en que se marcan los diálogos, los pensamientos, el cambio de los puntos de vista narrativos (si fuere pertinente), las citas directas e indirectas, los saltos en el tiempo (retrospección y prospección), los tiempos verbales y el uso de figuras retoricas, para que estén dentro de un marco de uniformidad.

Ya con el producto en mano, le espera el enfrentamiento con un público limitado que tiene un presupuesto limitado y que acude a lugares limitados que, en muchos casos, tendrán dificultades para pagar los libros suyos que han vendido. Pero no debe desanimarse aunque choque con la apatía, la ignorancia, el ninguneo y sea víctima de usureros. Un día será feliz al encontrarse con alguien, aunque sea un solo alguien, que le diga que su libro le ha cambiado la vida.

Por el momento, hace falta voluntad de parte del gobierno, hace falta conciencia y entrega. Hace falta que más personas incluyan entre sus gastos mensuales una partida para libros del patio. Que los escritores y aspirantes a escritores formalicen sus anhelos con lecturas constantes que les presenten el vasto menú de las posibilidades creativas. Que el gobierno ofrezca incentivos como los que se le dan a la agricultura para fomentar a los grupos editoriales. Que se provea una imprenta subsidiada por el gobierno que ayude a abaratar los costos de impresión. Que se rompa el cerco dentro del Departamento de Instrucción Pública para que se utilicen más libros de escritores contemporáneos dentro del currículo de Español. Pero, sobre todo, que se internalice en el aparato social y gubernamental que la literatura es tan necesaria para la formación del individuo como lo es el deporte y la actividad física.