Los impuestos de ventas y servicios y la cultura del ganso boricua

Economia Solidaria

Cuando se implantó en Puerto Rico el Impuesto sobre las Ventas y Servicios (IVU) durante la administración del entonces gobernador, Aníbal Acevedo Vilá, los puertorriqueños quedaron estupefactos. Por fin, había llegado a la Isla el llamado “sales tax”, que es tan usual en los Estados Unidos. Se consideró en aquel entonces que el cobro del IVU sería una manera eficaz de traer más dinero a los gobiernos tanto centrales como municipales. Ya han pasado unos añitos y dos gobernadores, pero la captación del impuesto es poco más de un 50 por ciento. Se estima que el Departamento de Hacienda deja de recibir entre unos $400 a $450 millones debido a comerciantes que no remiten la cantidad que le corresponde a Hacienda, prefiriendo embolsárselo después de cobrarlo a los clientes. Hay comerciantes que sencillamente hasta estas alturas no tienen manera de cobrarlo.

En Puerto Rico se usa la palabra “ganso” para aludir a alguien listo, que se quiere salir con la suya o aprovecharse picarescamente de algo. La evasión de impuestos siempre ha sido común y un problema en el país. Hay economistas que favorecen eliminar el IVU y volver a un sistema en que el mayorista pague un 6.6 por ciento por el valor de la mercancía cuando entra a los puertos. Pero la ley que habilitaba tal impuesto se le añadieron tantas excepciones que el sistema se volvió ineficaz. Por ejemplo, si la ropa de niños estaba exenta, el negociante declaraba, ante un sistema de inspección pobre, que tenía un furgón lleno de ropa de bebés en vez de los televisores (no exentos) que venían almacenado en la parte trasera del furgón.

Tratar de engañar a las autoridades y hacerle caso omiso a las leyes es una manera de vida en Puerto Rico. Se dice que nuestra Isla, al igual que otras en el Caribe había mucho contrabando que llegaba por mar. Era una manera no solo de evadir a las autoridades españolas, pero también una manera de que llegasen a la Isla productos necesarios ante la ausencia por meses de barcos españoles. Pues, se nos quedó lo de gansos. Los mismos puertorriqueños se ven a sí mismos como gente que hace lo que le viene en gana. “Aquí to’ el mundo hace lo que le da la gana”, es un lamento borincano común. Soy boricua, y puede que haya pecado de ganso en algunos momentos en mi vida, pero eso de cobrar impuestos a un cliente para después echárselos al bolsillo es algo que me enfurece. Digo más: es apropiación ilegal de fondos que le corresponden al Estado, lo cual es un delito que forma parte de nuestro Código Penal.

Últimamente, funcionarios del Departamento de Hacienda han hablado de publicar en los periódicos, como si fuesen edictos, la lista de los alegados evasores de la ley. Pero creo que hay un problema constitucional en identificar a personas públicamente antes de que medie alguna acusación. La semana pasada, el ex-presidente del Senado de Puerto Rico, Antonio Fas Alzamora, radicó un proyecto de ley que enmendaría el Código de Rentas Internas para convertir la práctica de retener el IVU en delito grave, que acarrearía un penalidad de tres años de cárcel. Para Fas Alzamora, esto proveería una manera más para detener este tipo de conducta. El senador fue el único en la cámara alta que votó en contra de este tipo de impuesto. En una conversación con El Post Antillano, dijo que con la tecnología de inspección (que incluye un sistema de inspección mediante rayos X), la captación sería más alta. Eso sí, no pueden haber excepciones. Considera el proyecto como un primer paso para discutir el problema de la baja captación del IVU y espera que llegue hasta vistas públicas.