Hacia una economía de la esperanza: ¡Puerto Rico no se vende!

Economia Solidaria

El país se levantó deprimido en el día de hoy. Lejos de pensar que lo peor de la crisis económica comienza a disiparse, la encuesta anual de percepciones populares en torno al país, nos lleva nuevamente por la ruta de la miseria emocional. Continuamos caminando como país sin poder asimilar si nos recuperamos de la crisis económica, o si por el contrario, estamos profundizando en la misma, sin haber llegado aún a lo peor de ésta.  Ante esta situación deprimente, me pregunto si no nos deprime de igual forma el hecho de que el gobierno se empecine en buscar un nuevo préstamo de $3,500 millones de dólares para continuar endeudándose.

Como diría el grupo de salsa urbana, el Macabeo, nos encontramos en un momento de “lluvia con sol”. Donde a renglón seguido ellos aluden a Cuéntame tu día, pa’ ver si es mejor que el mío / Dame un motivo para existir. En otras palabras, el pesimismo que se traduce no sólo en lo reportado hoy por otro medio en San Juan, sino también por la percepción que estos jóvenes artistas nos comparten, sobre el estado del tiempo del país.

En el momento por el cual atraviesa el país, lo menos que podemos pedir y justificar es no continuar por la senda del endeudamiento. En otras palabras, si asumimos la presente deuda en el curso de esta semana, el efecto real para todos nosotros es que el futuro será uno donde la única capacidad de crédito existente será la venta de los activos del gobierno o de los recursos naturales del país. Es por esta razón que, nos debemos oponer a la extensión propuesta de la deuda pública, pues cada vez se emite más deuda, la pregunta es si tenemos la capacidad de su pago. Lo real es que no tenemos la capacidad de pago.

Por lo tanto, es momento de iniciar una nueva campaña que entone que el país no se vende. Que asumir nueva deuda pública, es igual a continuar profundizando las fórmulas de salida que nos han llevado a la presente crisis. Profundizar en una economía de esperanza, en la cual los sectores sociales puedan compartir sus necesidades como a su vez sus preocupaciones, podría ser un primer punto de partida. Es darle curso a la esperanza de que sin tener que “vender” al país, podemos continuar desarrollándonos.