Jamaica, los muertos y la economía de la seguridad

Economia Solidaria


Uno de los países más violento, según la tasa de asesinatos, en el continente americano lo es Jamaica. Según esto, con una población de 2,7 millones de habitantes, en el año 2013, Jamaica tuvo 1200 asesinatos. En lo que va del 2014, tuvo una baja, y tiene reflejado al día de hoy, en el primer trimestre del año, 1097 asesinatos. En ambos casos estamos hablando que tiene una tasa de asesinatos de más de 40 personas asesinadas por cada 100 mil habitantes. Esto, sin lugar a dudas es alarmante. No obstante, en lo que va de año la merma en los asesinatos se ha visto común buen signo de que lo peor ha pasado, y que el país se esta pacificando.

Las medidas adoptadas por el gobierno de Jamaica, han sido en algunos casos controversiales, y en otras un buen intento de optimismo colectivo. En las controversiales, han armado a la policía nacional de tecnología de vanguardia, para poder combatir la criminalidad. Por otro lado, han desarrollado una campaña por el bien común, la cual ha ido dirigida a compartir un valor básico: no matarás.

Una idea interesante y correcta, ha sido controlar a los miembros de la policía a que no utilicen fácilmente el gatillo. Es decir, la tasa de asesinatos cometidos por los miembros de la policía, también ha sido impactada por la política del bien común, reduciéndose los mismos en un 50%. Luego de la República Dominicana, Jamaica es el segundo país en el Caribe, donde más personas mueren víctimas de excesos de poder policiaco.

Dicho lo anterior, para países como Puerto Rico, donde la tasa de criminalidad, asesinatos, es también muy alarmante, uno se pregunta si no sería correcto desarrollar prácticas conjuntas entre países. Es decir, ¿qué hacer de forma solidaria y conjunta entre los gobiernos de Jamaica y Puerto Rico para disminuir los asesinatos en dichos países? Esto se pregunta, pues la economía de seguridad es la primera que requiere de la vida insegura para poder desarrollarse. Si el estado asistiera en resolver los conflictos desde una mirada crítica y no tradicional, entonces podríamos experimentar nueva formas de relaciones sociales. Sobre todo, que al día de hoy, los asesinatos en Jamaica no se han transformado.

Nos parece que ha llegado el momento de desarrollar soluciones conjuntas y de corte caribeñista, a problemas comunes en la región. Sobre todo que no sean de corte represivo ni corporativo en el ámbito de la seguridad. No hacerlo sería perpetuar formas de poder y dominación, las cuales pocas veces reconocemos pero determinan nuestro diario vivir.