Desde el pasado 4 de marzo existe un informe, primero confidencial y ahora público, emitido por la oficina de presupuesto del Congreso de los EE.UU. (GAO, por sus siglas en inglés) que examinó bajo el 86% de los programas de asistencia que provee el gobierno federal de Washington para Puerto Rico, que pasaría de Puerto Rico convertirse en estado. En resumidas cuentas, el informe indicó que habría un aumento de poco más de $5 mil millones de dólares en transferencias. Más aún, el informe indicó que para muchos de los programas ya existentes, Puerto Rico recibe el máximo que se le puede asignar.
En esta medida, sólo en los programas de asistencia médica (Medicaid) y pagos suplementarios para el seguro social federal, habría un cambio significativo. Por otro lado, el informe adelantó, que como mínimo los puertorriqueños contribuirían con el pago de una cantidad sustancial de contribuciones por concepto de pagos fiscales anuales al gobierno de los EE.UU., en una suma entre $2,3 mil millones de dólares hasta sobre $4 mil millones de dólares. Lo cierto es que el informe también indicó, que el gobierno de Puerto Rico, ante la restructuración económica que conlleva la estadidad, habría de perder un aproximado de $7 mil millones de dólares en ingresos provenientes de pagos que realizan las multinacionales que operan en Puerto Rico y que según el informe se habrían de ir ante el cambio de soberanía.
Ayer, como parte de los diálogos que bajo la administración de Barack Obama se realizan en la Casa Blanca sobre Puerto Rico, se dio una reunión entre el llamado grupo de trabajo sobre la economía de la isla y una nutrida delegación de políticos y empresarios de la isla. Entre otros el gobernador Alejandro García Padilla, asistió a dicha reunión.
La pregunta base, dado el informe de la GAO y las gestiones que hace el presidente Obama para remediar la maltrecha economía de la isla, es ¿si nos está preparando el gobierno de los EE.UU. para anexarnos? Puesto en papeles, la preocupación es que la isla es incapaz de sostenerse económicamente. Más aún, en un referéndum informal realizado en las elecciones del 2012, sobre un 60% de la población se expresó a favor de la estadidad.
Entonces, ¿estaremos en camino de convertirnos en un estado? No vemos indicadores, ni preocupaciones en Washington que sugieran hoy lo contrario. Es interesante que las reacciones contra este destino manifiesto, no se han escucho aún, por sectores tradicionalmente opuestos como lo son los independentistas y las izquierdas boricuas. Una pena.