He aprendido, tarde admito, a soltar amarras,
a cambiar de anteojos, de ruta y de destino;
a no aferrarme por nostalgia a la esperanza
o, por ausencia de piedras, al camino.He aprendido, tarde admito, a soltar amarras,
a cambiar de anteojos, de ruta y de destino;
a no aferrarme por nostalgia a la esperanza
o, por ausencia de piedras, al camino.
Tristes armas si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Miguel HernándezMaldigo vivir en cuerpo de hombre atrapado,
desearía existir donde jamás aborreciera.
Anhelo libre ser y no apresado,
en sollozos aclamo, esta figura desapareciera.Acepté en mi corazón la incertidumbre pertinaz de la vida,
igual que acepto mi sombra cuando estoy de espaldas a la luz,
y le perdí el temor a la muerte.Un monolito mecánico,
en su marcha de círculos concéntricos,
acecha mi litoral onírico con su olfato epistémico;
por entre las rejillas del subconsciente cibernético.
Llueve sangre sobre los niños en Gaza
Palestina se derrama de fuego
gritos de mujeres valientes sin tierra.
Las religiones son pretexto de odio
cuando la paz se pisotea como a una flor
que ha nacido de miradas ciegas y miedo
¿Cómo manar sueños en la paz amputada?