Montijo nos relata la vida de un atípico asesino en serie quién no busca, a no sabiendas sobre su trigger por el cual él es un serial killer, muertes por algún motivo de celos, represión sexual o puro randomness por el gusto de un tipo de persona que se topó. Éste asesino como se describe en el epílogo: “Pero ésta no es la novela de un asesino…Este es el cuento del verdadero pecador”, es culto y educado, quien vivía y los que lo conocían en su niñez decían que no era tímido ni callado pero atrevido y payaso.
Fue a momentos de él decidir por cometer esto crímenes que su mente fue cambiando, su parecer se fue escondiendo detrás de su persona de vida de estudioso de literatura y musca, persona trabajadora de clase media para revelar en las páginas de este texto su verdadera meta de vida, matar a los tecatos de San Juan o como llamaba a su operación secreta “Kill a tec”. Él se disgustaba por verlos todos rondando las calles donde él pasaba, sin trabajo, sin responsabilidad metiéndose puercosidades por las venas, viviendo en ellas, comiendo de basura y haciendo desperdicios donde sea hasta en su ropa, para él era lo peor que existía, lo más asqueroso que había que eliminar de su existencia.