Voces Emergentes
El descaro de ser articulista desde Estados Unidos
Central Plata: Icono vivo en la memoria de los pepinianos
La Central Plata abrió sus puertas en el 1910 en San Sebastián, Puerto Rico. Originalmente se iba a construir en el barrio Plata de Moca, pero luego se optó por ubicarla en San Sebastián. Fue fundada por un grupo de accionistas, pero al que se le atribuye su existencia es a Don Eduardo Giorgetti conocido como uno de los barones puertorriqueños de la economía azucarera. Su primer administrador lo fue Don José Méndez Cardona, suegro de un fenecido ex-alcalde de San Sebastián.
Turismo, migraciones y otredad en el Caribe
La era del humanismo está terminando
No hay indicios de que el 2017 vaya a ser muy diferente del 2016. Bajo ocupación israelí por décadas, Gaza seguirá siendo la mayor prisión a cielo abierto de la Tierra.
En los Estados Unidos, la matanza de gente negra a manos de la policía continuará ininterrumpidamente y cientos de miles más se unirán a los que ya están alojados en el complejo industrial-carcelario que vino a instalarse tras la esclavitud de las plantaciones y las leyes de Jim Crow.PATRIA Y CALVARIO (Décimas con redondilla)
EN TU CALVARIO NACÍ.
EN TU CALVARIO ME MUERO.
ME MUERO, PERO NO QUIERO
QUE SIGAS SUFRIENDO ASÍ.El legado de Fidel ante Donald Trump
Abelardo, y el retorno a una isla soñada
(Entrevista a la Dra. Esther Santiago)
La isla soñada, ¿isla? La vasta pregunta sobre el ensueño y su cacería de milagros. La isla de menguada geografía que sigue engañada por las trampas del imperio y la política; isla menguada, robada hace mucho tiempo, quizá sin regreso; isla magnífica, Puerto Rico, conocido y desconocido, frugal, a contratiempo, y con una mano luminosa de grandes minorías bajo signo de lucha. Isla simpatía que Juan Ramón Jiménez colmó de razones para su respiro. Sigue habiendo un Puerto Rico que no conocemos, y lo digo desde el puntal con que Abelardo Díaz Alfaro inicia ese párrafo glorioso a toda generación en su magistral “Mi isla soñada” Dos ejemplos se hacen meritorios; Pablo Casals, el virtuoso, hablaba en algún tiempo del magnetismo del paisaje y de su gente o un Pedro Salinas que nunca logró escapar del contemplado Mar Atlántico cimarrón y celeste que agolpaba una y otra vez sus arrecifes domados en El Morro.