Parece que la humanidad experimentara un Deja vu, que estuviera repitiendo una fase que se creía superada. El mundo, y especialmente Europa, se parece cada vez más a la de los años 20 y 30 del siglo pasado. Una larga y profunda crisis económica capitalista, seguida de violentas convulsiones sociales y políticas. Millones de desempleados, pobreza, desplazados, migrantes, etc. Para no dar con el verdadero culpable, los ideólogos del sistema capitalista señalan a los "extraños", los extranjeros, las "minorías". Mucha gente por desconocimiento y temor lo cree. Sólo faltan los hornos, la guerra, ya empezó.
El 27 de febrero de 1933 un gran incendio consumió el edificio del parlamento alemán en Berlín, el Reichstag. Cuatro semanas antes, el 30 de enero, Adolf Hitler había ganado por muy estrecho margen las elecciones y fue nombrado Canciller (primer ministro) con el 32% de los escaños en el Reichstag. Gobernaba, pero en una situación frágil que se podía revertir. Necesitaba un golpe de efecto para justificar la imposición de una dictadura que eliminase a sus oponentes, empezando por los comunistas, el "cuco" de entonces.