El triunfo histórico en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Colombia de sus candidatos Gustavo Petro y Francia Márquez Mina nos llenó de regocijo y esperanza. Tras dos siglos y un poco más de años en los que las dos corrientes oligárquicas principales en dicho país estuvieron en el control del poder político, se abría ahora un nuevo horizonte. Indicábamos entonces que una propuesta de gobierno predicado en la justicia social, la protección de los recursos naturales y el medioambiente, la seguridad social y la lucha contra la corrupción, marcaría la diferencia en la política colombiana.