Caribe Hoy
Reflexión en un domingo de ramos sobre el dar la vida
Hoy se celebra en la iglesia católica el domingo de ramos. Esto marca el comienzo de la semana mayor. Una semana que se presta para hacer pausa y reflexionar en lo que nos está pasando a nivel personal y colectivo.
En estos días he compartido con amistades cercanas que han perdido amigos, novias, madres y padres. La muerte es nuestra compañera silente desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Ella es como un escribano que mantiene un diario constante donde anota minuciosamente todas las vueltas y vaivenes de nuestro caminar por este mundo. Es parte de nuestra luz y nuestra sombra. No sabemos cuándo nos abrazará, pero sabemos que tarde o temprano lo hará. En ese momento, su abrazo puede ser tan sutil como el beso del mejor amante o tan brusco y violento como el golpe de un abusador. En ese abrazo, la muerte y nuestro ser se hacen uno y trascendemos. No conozco mucha gente que quiera recibir este abrazo. Pero en el momento que llegue se prefiere que sea de forma sutil. Cerrar los ojos e irse en un sueño.
Otra clase de colonia
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Pascuas en un mundo bizarro
Somos cinco. Usábamos la imaginación para inventar juegos. Juegos de cualquier clase. En ese momento solo había un televisor, un teléfono de cable pegado en la pared y un auto familiar que todos teníamos que compartir como buenos hermanos. Ese era el sermón familiar que siempre nos daba nuestra Madre, quien estos próximos días celebra sus 81. También esa era parte de la visión de mi Padre, a quien ayer honre su memoria. Han pasado 28 años de su partida. Lo recuerdo joven, guapo y jovial. Trascendió a sus 54, demasiado temprano. Estos dos seres alimentaron la creatividad de cinco hijos e hijas. Aceptaron que creciéramos y nos desarrolláramos con nuestras peculiaridades y particularidades. Entre esos juegos que jugábamos estaba el del Mundo Bizarro. Era imaginar un mundo alterno al que vivíamos, donde la realidad era contraria a la nuestra.
Que vivan los estudiantes: Segunda Parte
El Equipo Rubio, el sentimiento Nacional y el futuro de Puerto Rico
La Cucarachita Martina, el Ratoncito Pérez y lecciones de mujer
En general detesto las cucarachas y los ratones. Los asocio con suciedad, bajedad y con gentes desconfiables. Digo en general, porque hay cucarachas y hay cucarachas. Y hay ratones y hay ratones.