(San Juan, 9:00 a.m.) En la actualidad se comenta y analiza la posibilidad de una eventual guerra civil producto de las diversas situaciones conflictivas existentes en los Estados Unidos y que bajo la presidencia de Donald Trump y su reciente derrota eleccionaria han llegado a un punto de ebullición. Las situaciones conflictivas existentes en este país van desde los problemas raciales hasta las desigualdades sociales. Dentro de ellos existen varios agravantes de gran impacto tales como el poco control que se tiene sobre la distribución, venta y manejo de armas y que es representativo de una sociedad que desde sus inicios le ha rendido culto a la violencia. Los problemas mentales y el alto consumo de opioides son atenuantes a toda esta situación.
La llamada democracia estadounidense, donde no se necesita el voto mayoritario para controlar el país, es otro punto que da fragilidad a un sistema que desde la visión macro es imperial. Aspecto que en Puerto Rico aún se debate, mientras que en la metrópoli el análisis gira sobre qué tipo de imperio se es. Claro, una visión colonizada no deja entender esta discusión.
Históricamente, los Estados Unidos surgieron de la violencia. Los primeros asentamientos ingleses a finales del siglo XVI (Roanoke) y principios del XVII (Jamestown, Virginia) vivieron momentos de conflicto para poder sobrevivir. En ese periodo histórico, la naciente sociedad era una fronteriza y como toda frontera esta era defendida a sangre y fuego.