Una de las películas más exitosas, en cuanto al pago de boletos se refiere, en la historia de Puerto Rico, ha vuelto a ser re-editada, parcialmente re-filmada. Se trata de Broche de Oro (Dir. Raúl Marchan, Puerto Rico, 2017). La versión original, había sido presentada hace unos años, y dado su éxito “taquillero”, los productores, Francés Lausell y Joe Ramos, junto a Marchand, pensaron que un re-mix,, como se llama en la industria de entretenimiento a un “lavado de cara”, volvieron a relanzar no una segunda parte, sino una primera parte re-pensada. Extraña idea, pero la vida en los trópicos nunca ha sido normal.
Nuevamente, el hijo, Carlos Fonseca, deja al padre en el hogar de envejecientes que queda ubicado en algún sitio entre el Viejo San Juan, y la parada 24 en Santurce. Allí el padre, quien en la primera versión había muerto al final, ahora está vivo y comparte cuarto con los dos amigos de la primera versión, Adrián García y Diego de la Texera. Pero se le unen varios personajes femeninos, con un comportamiento libidinal que no corresponde a la edad. Entre otras se destaca Charytin Goyco.