Una tristeza microscópica
como del odio de Dios
o el de
la estupidez y la maldad humanas
me versa del sueño al despertarme.
Una tristeza microscópica
como del odio de Dios
o el de
la estupidez y la maldad humanas
me versa del sueño al despertarme.
Hoy escribo lo que pienso
con el deseo de motivarles,
porque hay hijos
que sólo una vez al año
se acuerdan que tienen padre.
Y les llevan un regalo
por ser ese un día especial,
cuando hay algo más
que él anhela
y le puedes regalar.
Dicen las que saben
que llevas en el revolú de la sangre caribe de tus cuatro familias:
las manos laboriosas de mami,
los pies inquietos de papi Toño,Como si tuviera sed
y no hubiera agua
o quisiera ver el cielo“escribir es reparar la herida fundamental, la desgarradura”
—Alejandra Pizarnik
No hay agarre bajo sus pies
…como partícula por el aire
levita,
¿será por la falta de soga humana de abrazos
que no se encuentran en el Zoom
de este siglo
o por la sombría opacidad de la sonrisa
mueca penosa
bajo el tapa bocas antiviral?
Sus manos revolotean estériles
espantan mosquitos heréticos
danzan para reconocer
el aire quemado de amarillos
desiertos naranjas sobre su cuello tieso
paso plano
del doliente escondite
osamenta mentirosa desprovista de afectos.
El fauno familiar quiebra el labio de la niña
que se piensa estatua
y nadie le cree.
¿Qué sería del mundo
sin los poderosos,
seductores movedores de masas,Ayer, lunes 29 de junio de 2020, quebré el encierro de meses sin subir para la babel metropolitana. Luego, con tal paliar la mudanza de la encantadora gatita negra, me regalé un paseo por un par de librerías riopedrenses. La pesca fue fructífera.
Entre las joyitas que traje conmigo se encuentra una hermosa y perfumada antología, carpeta dura, de deliciosos fragmentos (el término viñetas me ha parecido siempre denostativo y truculento) de la obra de esa maravillosa mujer que me enamora cada vez más y que responde al llamado de Ángeles Mastretta.