altEn 1984, ciento diez hijos de Orwell decidimos estudiar literatura en la Universidad de Deusto. La revolución inversa. Época de ocio y droga, cuando las drogas no eran de diseño sino un asqueroso líquido en una cucharilla aún más asquerosa y el ocio era sinónimo de desempleo.

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altDemasiados adultos, algunos por ignorancia, otros por coincidir con los intereses anti conservacionistas del planeta o por sus intereses monetarios, dicho sin espavientos, atacan a esta joven sueca a la que le han tildado de tantas cosas innombrables como que le hace falta “cariño” y que ahora es la voz del odio. ¡Uyyy, qué miedo!

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