Treinta y tres años, treinta y tres pueblos, treinta y tres días, treinta y tres años cumplió Cristo antes de que lo ejecutaran. Con ese número mágico recordamos hoy a Oscar.
¡Qué alegría y que honor haber conocido a los que pergeñaron esta idea. Que privilegio haber compartido dolores en la caminata y gozos, sufrimientos y agradables sorpresas en cada pueblo! ¡Qué linda nuestra montaña, que verdores se nos ofrecían en un caleidoscopio de colores!