¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? -Eduardo Galeano
A unos cuatro meses de su partida, aún se siente el vacío irremediable que éste causó en el ámbito literario latinoamericano. Quisiera exponer unas ideas y de vez rendirle homenaje a Eduardo Galeano, pero de antemano quisiera pedirle mis más sinceras disculpas al lector por lo que en este trabajo intento hacer. La realidad es que no estoy capacitado para hacer una crítica de ninguna obra literaria compuesta por el genio que fue aquel humilde uruguayo. Las venas es una obra que retumba en la consciencia de aquellas personas ajenas a la condición del latinoamericano, pasado y presente. Hasta donde tengo entendido, no existía una obra comparable al momento de su publicación y me atrevo a decir que no se vuelve a publicar un texto semejante. Es un libro que combina elementos periodísticos y la poesía con una fluidez cuyo producto final es algo que, en mi opinión, va más allá de ser simplemente un libro de historia sino una obra de arte. Con el bolígrafo como su pincel y el cuaderno su lona, Galeano nos pinta una imagen que nos deja entender qué le pasó a nuestra América, aunque sea por lo menos un poco. Galeano fue el megáfono de un pueblo que llevaba en su espíritu cicatrices debido a una opresión que hasta nuestros días, corría (¿corre?) rampante. El hecho de que se publicó Las venas sólo dos años antes de que llegara la dictadura pinochetista a Chile nos dice la condición política del continente en aquel entonces.