Cada cierto tiempo, sale en las redes sociales, un texto del periodista y escritor uruguayo Leonardo Haberkorn Manevich, publicado en su blog El informante. Allí explicó, las razones para renunciar a seguir dictando las clases de periodismo que impartía en la Universidad de Uruguay. Él descubrió que: “Cada vez es más difícil explicar cómo funciona el periodismo ante gente que no lo consume ni le ve sentido a estar informado” (entrevista en El País, 11 de noviembre de 2018). Sin embargo, planteó en la mencionada entrevista que: “el artículo se publica desde el 2015, fuera de contexto y sin su consentimiento.” Lo he leído varias veces, de hecho, he llegado a pensar,que fui yo quien lo escribió. Recordé la última edición de la revista estudiantil ECO, donde publicaba cuentos que mis estudiantes escribían, en los cursos de Géneros Literarios. Inicié este proyecto en el 2008, cuando estuve en una licencia en el Recinto de Ponce de la Universidad de Puerto Rico. En esa primera edición (mayo, 2008 – abril, 2009) se publicaron veintitrés cuentos, de jóvenesuniversitarios de la UPR-Ponce y la UPR-Utuado. Con la ayuda de una exestudiante Yamarie D. Chinea Barreiro, del Programa de Sistemas de Oficina, y la colaboración incondicional de mi amiga Mercedes Rivera Pérez,Diseñador Gráfico, nos dimos a la tarea de montar esa primera revista, que pudo reproducirse por la intervención del Consejo de Estudiantes, del Recinto de Utuado. En la segunda impresión (mayo, 2009- diciembre, 2010) la cantidad de relatos se disminuyó a veintiuno. Para la tercera revista (mayo, 2013 – mayo, 2014) apenas logré publicar diecinueve historias, porque comencé a notar la apatía de los estudiantes a escribir.

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Primera tarea del dia: Despertar a las 7:30am, y leer el periódico digital en el celular: ¿Cuántos infectados? ¿Cuántos muertos? No quiero ir a trabajar. No quiero contagiarme. ¿Y si no voy a trabajar? ¿Cuanto tengo en ahorros? Puedo permanecer en mi casa por dos o tres meses. Puedo. Pero no todo el año. Esta pandemia durará todo el año. Tal vez dos años. ¡Daría cualquier cosa por quedarme en cuarentena! Frustrada salgo bajo protesta de la cama. 

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¿Dónde nació Alejo Carpentier aquel 26 de diciembre?  Imposible contestar con certeza esta interrogante.

Carpentier siempre aseguró que había nacido en la calle Maloja de La Habana en el 1904 pero tras su muerte se empezó a situar su nacimiento en Lausana, Suiza y circuló una supuesta acta de nacimiento suya que lo ubica naciendo en esa ciudad Suiza. Su biógrafo Roberto González Echevarría ha señalado que el documento, al menos en apariencia, no es falso pero la única forma de desmentirlo es presentando un certificado de nacimiento cubano, lo que no ha ocurrido.

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[Nota del autor: cuento imaginado fake news o noticia falsa. Usted decide]

  1. Se miraba al espejo, veía sus ideas, se veía cada vez más delgado. Delgado como estaba, insistía, Ricky, insistía en aquello por lo que siquiera Carlos Marx insistió: trazar la ruta, hacer la ruta, darnos una hoja de ruta. Llegados unos días, en los que cada día había menos de comer, y más bocas para comer, la editorial publicó su panfleto, único en su país, único entre sus pares y entre cualquiera de los suyos, lo de su edad y los de su no edad. Esa tarde, Ricky se quedó soñando, y esperando a que tú, sí, tú, lo leyeras. Nunca lo leísteis. Siquiera sabes de qué Ricky hablo. Lo más seguro es que piensas que es ese de Ricardo, Ricardo Rosselló.
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[Nota editorial: Mucho se ha dicho sobre la presencia de turistas norteamericanos, esencialmente afroamericanos, la cual por primera vez los problematiza.  Lo que entra en juego en la problematización entre otras variables, es el diálogo entre “ellos” y “nosotros”.  Ante esto, hoy la problematización a los turistas tiene una fragante oposición desde una mirada cultural de “nuestras tradiciones” frente a “sus tradiciones”.  Todo indica, que en la historia del país, cada vez que ha entrado un nuevo flujo migratorio, el mismo se ha problematizado]

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‘Operación Fangio’, la película sobre el secuestro de un campeón del mundo por los revolucionarios cubanos lidereados por Fidel Castro para llamar la atención del mundo sobre los crímenes y torturas de la cruel dictadura de Batista

El 24 de febrero de 1958 se celebró el segundo Gran Premio de Cuba de Automovilismo. La gran estrella mundial del volante era Juan Manuel Fangio, que llegaba a la isla a revalidar su victoria del año anterior. Sin embargo un grupo revolucionario liderado por Fidel Castro, que permanecía oculto en Sierra Maestra, pretendía llamar la atención para reivindicar su movimiento y desprestigiar al gobierno de Batista.

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 Durante la década de 1920, la marca de cigarrillos “Lucky Strike” necesitaban aumentar su demanda. Por este motivo George Washington Hill, presidente de la “American Tobacco Company”, contrató en 1929 a Edward Bernays (considerado como el padre de las relaciones públicas) para realizar una campaña publicitaría. El propósito era convertir a la Lucky Strike en el número uno en ventas de los Estados Unidos. De esta manera surgiría la campaña “Antorchas de la libertad”.

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Tal parece que la noticia de la niña de 9 años que es esposada y rociada con gas pimienta por la policía de Nueva York, le está dando un matiz de urgencia a los trabajos de reeducación de la fuerza. Se trata de un tratamiento inadecuado por un personal que trata como delincuente a una niña que experimenta una alegada crisis de salud mental. Entonces, veo el video, la niña llora como lloran los niños, se me nublan los ojos de ira, veo cuando le ponen las esposas apretadas y la mujer policía se las afloja, oigo cuando ella ve aterrada que le van a echar el temido gas pimienta a sus ojos, oigo sus gritos de niña pequeña pidiendo solo una cosa: “Quiero ver a mi padre una última vez” y luego otras veces más. Veo que hay mínimo tres patrullas y cuento 6 oficiales para tratar un caso que no les compete. ¿Por qué tantas patrullas? Para comenzar, yo, madre de esa niña, no la habría expuesto a la policía, jamás. Yo habría llamado a emergencias de servicios sociales, a su siquiatra, a su sicólogo, a su trabajador social, pero no habría permitido que me la trataran así, que se la llevaran así de mi lado a mi niña negra, ni en un barrio que patrullan policías blancos, ni negros, ni chinos, ni indios. Pero y si la niña hubiera sido blanca, ¿habrían ido tantas patrullas a la llamada, la habrían esposado como un nuevo carimbo de miedo, le habrían echado pepperspray para sellar el trauma? ¡Tanta villanía deshumanizada!

De seguro que lo primero que habrían hecho habría sido llamar a su héroe.

 

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